martes, 22 de noviembre de 2011

Perspectivas peligrosas

 Soy un miembro de otra especie. Posiblemente me pueda denominar "humano superior", así como los humanos se autodenominan "animales superiores".

Desde pequeño me mezclé y diluí en la sociedad de humanos comunes y corrientes. Se me dijo que yo era humano, y hasta llegué a pensar como un humano.

Afortunadamente no tengo esa peligrosa forma de pensar que se me intentó inculcar. La única forma de analizar a la susodicha especie, es mirarla desde fuera. Los seres superiores no deberían ser educados como seres inferiores, pues eso es un desperdicio gigantesco y una vergüenza que demerita su capacidad.

A los mismísimos humanos les es fácil observar y analizar a las ratas como los animales inferiores que son, pues no fueron educados entre ellas; de lo contrario, se creerían ratas.
De la misma manera, yo no me creo humano, a pesar de que fui criado como uno. He logrado mantenerme hermético en mi mentalidad, y he logrado no caer en sus primitivas trampas.

Los humanos son criaturas sumamente sugestionables. La educación que reciben es la que los determina. Y sin embargo, sus actitudes primitivas siempre salen a relucir.

He logrado no contaminarme con las imbéciles ideas que bombardean a las sociedades humanas. Las esquivo, tal como esquivaría a un primate aventándome enfermizas, húmedas y sustanciosas bolas de mierda.
Esos mismos primates quieren que trague esas excrementicias bolas, pero yo no me dejo.
Es comparable a criarse entre los cerdos, pero sin corromperse uno mismo.


Es inevitable convivir con ellos. En este mundo infestado de humanos que se reproducen como conejos, es imposible estar solo.
Cuando convivo con ellos, evito que me laven el cerebro. Si yo me crío en una sociedad de cerdos idiotas, más me vale mantenerme al margen de sus viles maneras. Yo logro autoidentificarme: no soy uno de ellos.


No vale la pena enojarse con ellos, ni lamentarse por sus actitudes: son simplemente monos con aires de grandeza. La mayoría de ellos no cambiarán. Es parte de su naturaleza.

Pero de los instintos de reproducción, ni las criaturas más evolucionadas se escapan. Necesito conseguir una pareja...humana, por desgracia.

Obviamente soy elitista. No buscaré mi pareja entre los estratos más bajos y miserables de la humanidad. Es como buscar entre la mierda esperando encontrar un banquete de dioses.
Poca es la gente que me merece.

Buscaré entre la gente con logros, con expectativas, con atributos, con inteligencia, con ideas, sin hipocresía, con mentalidad de progreso y fuerza interna.
Buscaré entre gente más parecida a mí.
Buscaré entre la gente que más ha logrado aproximarse a mi naturaleza.

Posiblemente, en la búsqueda, encuentre eslabones entre la especie humana y la especie a la que pertenezco.

(Y, a veces, estos seres son víctimas de la envidia del vulgo, el cual alega, incorrectamente, que todos somos iguales)