¡Jesús es el verdadero enemigo! ¡Satán es el verdadero aliado!
Pues, ¿Cómo puede un ser que humilla y pisotea a los que le alaban y le sirven ser considerado un amigo?
¿Cómo es que aquel que da libertad es considerado un enemigo?
¿Cómo podéis llamar “bueno” al “redentor” que disfruta psicóticamente de veros sufrir y deshaceros sin razón, aun hasta el polvo?
¿Cómo podéis llamar “malo” al padre de toda inteligencia y amor propio?
¿Por qué razón, oh, hipócritas, agradecéis empecinadamente a aquel que os arrebata todas vuestras pertenencias?
¿Por qué culpáis de vuestras desgracias a aquel “demonio” que os dirige hacie el triunfo?
¿Qué os lleva a poner en un pedestal al loco que delira y enseña que se debe poner la otra mejilla, y ser hollado por los pies de los débiles?
¡Un criminal de este tipo merece ser juzgado por delitos graves, y arrojado al manicomio sin ceremonia ni celebración!
¡Sus preceptos deben ser quemados, carbonizados y calcinados, sin gala alguna!
¿Qué progreso se ha hecho mediante el sufrimiento injustificado?
¿Qué logro se ha alcanzado con los preceptos del Gran Perdedor?
¿Qué belleza puede tener la corona de la incompetencia y la estupidez?
¿Qué cosa es digna de admiración de entre este amasijo de sinsentidos?
¡Ciertamente, aquel que exhorta a otros seres a vivir bajo pesada sumisión, y luego dice “venid los que estéis cargados, pues yo aliviaré vuestras cargas”, es el más grande hipócrita!
¡Ciertamente, aquél que llama a lo malo “bueno”, y a lo bueno lo llama “malo”, es un despreciable mentiroso que inculca en la gente visiones distorsionadas de la realidad!
¡Ciertamente, aquel que cree en los disparates de alguien así, está buscando un pretexto para no hacerse fuerte, quedándose en un estado de miseria, debilidad, mediocridad y necedad para siempre jamás!
¡Maldito aquél que se ha cegado, y no es capaz de contemplar la abundancia de sus alrededores!
¡Bendito aquel que usa sus ojos, pues ni la oscuridad ni las sombras lo engañarán!
¡Bendito aquél que huye de la miseria y trabaja para que sea cosa del pasado, pues será exitoso!
¡Malditos sean los débiles, pues serán esclavos y vasallos hasta el fin de sus días!
¡Benditos los fuertes, pues tendrán la grosura de la tierra y la vastedad del cosmos a su disposición hoy y por siempre!
sábado, 24 de marzo de 2012
Quejosos de pacotilla
"Con este gobierno no lograremos nada. Exigimos pan y justicia para todos."
"Yo soy un ciudadano que quiere un mejor país, y me voy a quejar."
"Hemos venido a protestar por las injusticias que se dan en esta nación."
Estos patéticos chillidos son muy típicos y propios de aquellos flojos que quieren que las cosas se les den peladas y en boca por papá gobierno. Parece que sólo saben quejarse y sólo saben pedir, en vez de poner manos a la obra.
Esto es comprensible, pues en nuestra naturaleza es inherente nuestro deseo primitivo de obtener el mayor beneficio con la menor carga de trabajo posible. Mucha gente sería feliz viviendo como los cerdos, que, en su asquerosa mediocridad, obtienen alimento de su amo sin trabajar.
Los cerdos quieren vivir, pero no tienen propósito alguno, sólo ocupar un espacio que bien podría ser ocupado por alguien más, y nadie lo notaría. Sus vidas sin significado no le importan a nadie, y sea que vivan o mueran, el mundo sigue girando, y a nadie le importará.
La mayoría de esos quejosos y llorones estarían en una mejor situación si se pusieran a trabajar y a aportar algo a este mundo. Esos llorones no son coherentes.
"El gobierno no nos da lo que necesitamos"
Yo tengo la solución: Si el jodido gobierno no nos da nada, obtengámoslo por nuestra propia cuenta.
- "Diosito, por favor, quiero ganar la lotería. Ya te lo he pedido muchas veces, y nunca me lo has concedido."
- "Pues, hijo, primero compra un puto billete de lotería y luego hablamos."
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